Capítulo I: Miradas ocultas
Cuenta la historia que en un
origen incierto se encontraba una pareja que vivía en la aldea Agróndium cerca
de la de periferia de la capital Amtur, un lugar lleno de verde por doquier con
brisas frescas a su alrededor, de ahí para allá corrían sus pequeños Neko-nuka
una especie de mascotas bastante pequeñas y peludas.
En ese entonces padre
de familia se encontraba entregando unas encomiendas para ganar unos cuentos de
cobre, el comenzaba su tarea ardua cada vez que la luna silbaba cuando aún no
salía el sol por la mañana. Ella siendo compañera de madre tierra estaba en
conocimiento de los raskofg “sombras negras”
que algunos los asemejaban a lobos, hienas o arañas que solo emanaban maldad a
su alrededor.
En una plaza se encontraban algunos grabados en unos tótem
que estaban a las fueras de los jardines que colindaban con sus vecinos,
se veían enfrentamientos de los raskofg con unos pequeños y grandes titanes que
por sus colores algunos pensaban que sus fuerzas provenían de distintos
elementos. Cada titán enfrentaba o colaboraba en las batallas pero nunca se
veía un resultado aparente.
Madre preocupada por padre
por las noches le preparaba alguna colación por soportar el arduo viaje
y por las mañanas le recomendaba que intentara caminar lo más dentro posible de
las tenues luces de los faroles de ámbar.
Ambos estaban conscientes que para proveer a sus tres
pequeños Eafed, Argod y Eajep tenían que someterse a las dificultades, estar
pendientes, aunque cada vez parecían un mito del raskofg, oñji criaturas de las
profundidades de la tierra, uiyrfi de los cielos nublados, pero también de los
piratas, ninjas, zombis, brujos y delincuentes.
Todo era una amenaza constante, latente y cada vez quedaban
menos familias de la aldea de Agróndium,
Padre se amarro firmemente su morral miro hacia el horizonte para ir por
los cuentos de cobre que necesitaba para su hogar.
Lamentablemente los tres hermanos desde que eran pequeños
tenían la afinidad por la noche, sus miradas brillaban a la luz de la luna y
les encantaba divagar en sus pensamientos mientras más oscuridad y silencio los
rodeaba, todas sus energías se veían potenciadas en los planes que provocaban
los enojos de Madre, siempre eran travesuras que planeaban de uno contra el
otro, la mayoría frecuentaban hacerlas durante la mañana, a veces por el día en
ausencia de Padre y sus castigos.
Muchos años pasaron de esa manera, Padre cuando sufría
alguna ataque por alguna criatura que le impedía realizar sus entregas solo se
daba por enterado madre, mientras que Eafed el mayor se dedicaba a analizar el
entendimiento, el porqué de la cosas, el funcionamiento de este mundo, Argod
corría y recorría por todas las periferias que le tenían permitido midiendo sus
capacidades físicas. El pequeño Eajep siendo un poco más débil de salud que sus
hermanos mayores, Madre fabrico unos pequeños objetos para potenciar su cuerpo
y resguardarlo de todo mal.
Los pocos sobrevivientes de la aldea, no comprendían lo que
estaba ocurriendo, que los iba asolando de a poco. Cada vez había menos
cultivos, trabajadores, compañeros que realizaban labores para ganarse el
alimento del día a día. Algunos comenzaban a narrar que las leyendas y mitos grabados
en los tótemes podían tener un cierto grado de veracidad.
La única solución aparentemente que tuvieron en mente la
Familia y sus vecinos era contratar a Treouknu. Sabían que no era fácil no por
el costo en sí que llevaba su trabajo, sino por encontrar su paradero para
iniciar los servicios.
En el Centro de la capital Amtur se encontraba el Gremio de
los Guerreros Cofre Pardo que se subdividía; Espadones piedra, Hachas Burdeo,
Lanzas rotas. En general se dedicaban a preservar la paz y la integridad entre
los habitantes del Reino Cascaron Jaspe,
pero no defendían de los raskofg, oñji, uiyrfi y todos las amenazas
existentes. Solo se hacían cargo de algunos ladrones, delincuentes y algunos
escasos piratas.
Otro de los grandes Gremios existentes eran de los Magos,
solo algunos los más experimentados o tratados de dementes se convertían en
brujos que eran bastante mal visto por el gremio de los guerreros y los demás
existentes.
En la Aldea Agróndium se encontraban en la espada y la pared
porque pronto en todo el Reino Cascaron Jaspe iban a comenzar el proceso de selección
de los pequeños que estuvieran en edad entre trece y catorce años en que
tuvieran que optar por alguna labor de su aldea, encontrar alguna maestro, o
pertenecer algún gremio que los forjara según el futuro que deseaban escoger.
Mientras que padre seguía trabajando arduamente poco a poco
iba juntando una pequeña suma de cuentos de cobre de esa manera poder cancelar
la matrícula para Eafed el mayor, dado que le tenía confianza que podría entrar
a cualquiera de los dos de los gremios principales Magos o Guerreros. Eso le
provocaba a padre una mezcla de sentimientos primeramente alegría que su primogénito,
será el primero en demostrar sus grandes habilidades, tendrá un futuro más
preparado para afrontar las adversidades y un dejo de melancolía por tener que
soportar los varios años de educación que lo mantendrán lejos del hogar.
Todo estaba armonioso Argod y Eajep el menor cuando se
enteraron que su hermano iba a quedar en el Gremio de los magos, quizás en un
de las ramas antiguas no querían sentirse menor a él. Debido a eso fueron a
investigar a los tótemes frecuentemente pensando que iban a encontrar la manera
de sobresalir sobre los demás de la aldea y el reino. Pasaban muchas horas en
ese sector pero siendo bastante astutos llegaban temprano para que madre no se
percatara en que se divertían.
Habiendo pasado ya un año Eafed mandaba cartas a sus padres
y saludos a sus hermanos, todos estaban bien motivados por sus avances. Padre a
pesar de sentirse cansado con madre por juntar la mayor cantidad de cuentos de
cobre para mantener los estudios de Eafed y tener algo guardado para los de
Argod y Eajep. Estaban alegres, comenzaban a creer que tendrían sus frutos a
largo plazo aunque aún no se solucionaban el problema con la disminución de los
aldeanos y aun no encontraban al brujo Treouknu.
Una noche que madre estaba demasiada cansada después estar
confeccionando objetos para que padre pudiera venderlos mientras que entregaba
sus encomiendas. Argod estuvo asomándose por la ventana a altas horas de la
noche, todo se veía hermoso a la luz de la luna, el sentía gran curiosidad por
las sombras que se formaban durante el día y noche por todo el tiempo que
estaban observando los tótem con Eajep, sentía curiosidad por los movimientos
que creaba la brisa dado que él estaba en conocimiento que no tenía tantas
habilidades mágicas como su hermano mayor Eafed.
A los días siguiente Argod intento lo contrario y levantarse
temprano después que partía Padre a entregar sus encomiendas, su frustración
cada vez aumentaba más por no ver con sus ojos la historia que se narraba en los
tótemes. Por eso planeo ir con Eajep que tenía más habilidades mágicas, iban
por las tardes a los totem por si
encontraban algo.
Padre llegaba a casa mientras madre preparaba la cena era un
fin de semana uno de los días que los aldeanos destinaban para descansar creado
por el Salvador Haollf del charango cobrizo. Estaba todo preparado.
-madre llamo, Argod! poned la mesa que esta lista la comida
y llama a Eajep que vaya a lavarse las manos!
Pasaron minutos...
Padre se sentó a la mesa, madre colocaba los platos y le pareció extraño. No se
encontraba ninguno de los dos, la sensación que recorre a toda madre o cercano
por la ausencia de un ser querido le daba un calorcito y una sudoración de que
algo iba mal.
La luna ya estaba asomándose se sentía algo desolada ya que habían
demasiadas nubes para ser una noche estrellada, la brisa característica de la
aldea Agróndium era fresca, constante, en ese momento se escuchaba unas
canciones algo distintas.
Mañana mañana
maaaa
aaaaaa
ahhhhh
Mañana mañana
maaaa
aaaaaa
ahhhhh
Las primeras letras comenzaron fuertes y se iban apagando
cuando menos quedaban de fondo se escuchaba algo más profundo y lento. La
segunda canción iba al mismo tiempo que la primera, tranquila como si fuera una
historia.
Oscuuuri
da des
entornan el circulo
Oscuuuri
da des
entornan el metal
Oscuuuri
da des
Sino apren des
cuando no llevas
el hierro
la sooom bra
es ta
ra
Ambos pequeños Argod y Eajep se encontraban sentados
cantando mañana suevamente, la luz de la luna cambiaba el sonido por la ayuda
de la magia de Eajep cuando la vibración chocaba con los tótemes. El aun no sabía
que estaba haciendo pero le emocionaba que el pudiera afectar de ese modo los
sonidos, Argod estaba algo más desconfiado porque le parecía demasiado raro la
segunda letra que se escuchaba por debajo de la de ellos y no se encontraba
nadie a su alrededor.
Después de varias horas Argod se sentía demasiado raro, cada
vez más desconfiado, estaba consciente que era tarde y los castigarían en casa.
Aun no se querían ir pero intuían que la luna que guiaba siempre a su padre por
las mañanas pretendía darles un mensaje a que se fuesen de ahí de inmediato.
Madre con Padre ya habían recorrido todo el hogar, sin
encontrar ningún detalle o huella de alguno de sus hijos, tomaron sus abrigos,
ambos cogieron velas llevaron dos encendidas, recorriendo el patio, se dirigieron
al sector donde colindaban los jardines con la plaza y donde se encontraban los
tótem.
Argod se puso de pie cogio de la mano a Eajep le apremio diciéndole
que era hora de cenar, que padre y madre si no se apuraban los iban a castigar
por una semana. Como a ambos no le gustaban los castigos, se pusieron de
acuerdo en hacer una carrera. Argod siempre le daba ventaja a Eajep para
igualar las condiciones que mantenían por la edad.
-A la una, a las dos y a las tres!
Eajep corría a toda velocidad contento por el uso de la
magia que había logrado y querer hacerlo a los días siguientes, la brisa que
generaba le daba la sensación que volaba cuando llevaba 50 metros el veía unas
figuras que les parecían conocidas. Iba bajando la velocidad de a poco cuando identificó
que eran padre y madre. Ellos al verlo
se apresuraron. Argod en el momento que su hermano pequeño había llegado a 50
metros, se percató que la canción se mantenía aun en el sitio aunque ellos habían
parado de cantar. Empezó a agudizar el oído y observar detenidamente, entre los
tótem había una oscuridad que no se distinguía bien por la falta de la luz de
luna. Eajep alcanzo a recorrer 20 metros más llegando a los brazos de padre y
madre pidiendo perdón, que nunca más lo iba hacer, pero que no los castigaran,
que podía hacer cosas con su magia. Ambos lo consolaron porque sabían que Argod
había sido el de la idea de llevarlo ahí, preguntaron
- ¿dónde está tu hermano?
Eajep de inmediato se giró en su eje apuntando a lo lejos
hacia los tótemes.
-Miren padre, madre
ahi esta! Argod junto ahí... oh aún no ha comenzado a correr.
Madre abrazo a Eajep mientras que padre iba a buscar a su
otro hijo.
- Argod le grito- Padre! esperadme ahi! mira que estoy
veloz!
Padre solo alcanzo a
ver que una oscuridad que ensombreció a su querido hijo y no había sido una
nube que lo había tapado. Había perdido
la única protección que estaba en los amuletos que madre había puesto en Eajep,
ni siquiera la querida amiga de padre la luna pudo hacer algo por su hijo.
-Padre grito!- sal! De ahí! Argod! muuuueeve!! tee!
Padre salió corriendo a su encuentro, pero en los segundos
que llego a los tótem, la luna en un gesto intento alumbrar solo siendo
observables los grabados de la lucha
entre raskofg “las sombras” con los pequeños y grandes titanes.
Continuara...
Capitulo II: Sonidos Concretan
Todo estaba en completo silencio solo se lograba escuchar la
música de varios grillos junto a la espesura de los pastizales que desembocan a
la orilla de un pequeño lago, los que deambulaban cerca algunos los confundían
con seres místicos de la oscuridad, otros los vinculaban con armonías
celestiales, cada ser que los escuchaba se sentía atraído y reflexionaba de las
cosas que habían ocurrido durante el día. Precisamente este día mientras Padre
y Madre estaban en la búsqueda de sus pequeños hijos, Eafed el mayor se
encontraba leyendo unos libros de pociones, mientras mezclaba especias, aunque
tenía que prepararse para sus pruebas de astrología e introducción a la
adivinación.
Alguien tocaba la puerta de la habitación, pasaron unos
minutos, volvieron a tocarla, siguieron tocando, volvió el silencio mientras
que Eafed recordaba el sonido de los grillos. De fondo imaginaba la silueta de
una muchacha que había visto a pasos de la biblioteca junto a las rocas
volcánicas que eran el marco para la puerta de la entrada. Volvieron a tocar
más fuerte y deslizaron un sobre por debajo de ella.
Eafed en el momento de coger el papel se le quedaron sus
manos pegadas, estuvo obligado a conjurar un hechizo básico para despegar
sus manos, dejo el papel sobre la cama
dio un paso hacia delante para abrir la puerta y ver quien al otro lado le
estaba molestándolo. En su mente pensó en sus compañeros de clases o alguna
persona que trabajaba en la posada, el conocido de su padre que le había hecho
un descuento por ser amigos de varios años, la señora Maikaro que preparaba los
desayunos y las cenas, el maestro leñador que siempre le pedía algún favor a
Eafed. Lo pensó dos veces, las únicas personas que podían hacer esa tipo
de broma podían ser magos. En el Gremio
de magos sus tres principales ramas son los de la Varas Tentaculadas, Runas
Difusas y Copas almizcladas.
Su rostro casi de un rojo tomate con ganas de golpear al
bromista de la brillante treta que él había caído, no era un trabajador,
compañero, otro huésped sino un ser aparentemente minúsculo que lo miraba de
pies a cabeza de una forma detenida como si lo estuviera estudiando, lo
intentaba olfatear, le costaba hasta que comenzó a estornudar expulsando una
gelatina transparente con dejos azulados que se apreciaban al estar esparcidos
en el marco de la puerta.
Toda la furia
concentrada fue cambiando ,paso a un estado de silencio, luego atónito
pasando a desfigurar un poco su rostro con una mirada asqueado al contemplar lo
que había palpado sus manos, lo primero fue llevarla a las pantalones para
evitar esa sensación gelatinosa, que había salido expulsada del pequeño ser que
está al frente.
- Eh tú! ¿Cómo te llamas?
– Mi amo me apoda
Rohxo.
He venido a
entregarle una información de suma importancia y me gustaría saber si tiene algo
de alimento que me facilite, el viaje ha sido muy apresurado, agotador, también
debo llevar la respuesta de la información que le he venido atraer.
-Entonces Rohxo ¿Por qué has venido por mi? ¿Y por qué
debería creerte?
- Ey pero sí que eres tacaño eh! Aprendiz de mago solo te he
pedido algo de alimento y tú me comienzas hacer preguntas. La orden que me han
confiado está relacionada contigo mientras no me des nada de comida! No pienso
contarte nada de nada de mi misión.
Mientras Eafed iba a buscar entre sus pertenencias algo de
comida que le pudiera gustar a Rohxo. Todo el entorno mantenía la suavidad de
la brisa del viento, la misma oscuridad e intensidad de la luna.
Después de la desaparición de Argod. Madre coge bien fuerte
de la mano a Eajep mientras ambos corren al encuentro de Padre, ver que había
ocurrido. Padre estaba descontrolado gritaba el nombre de Argod, pateaba el
suelo, intentaba empujar los tótem, pero
no encontraba ninguna forma de poder hacerlo volver. Nadie entendía que estaba
sucediendo, que cosa había ocurrido, porque a ellos. Pasaron varios minutos,
madre sujetaba fuerte a Eajep entregándole una vela para que tuvieran mejor
iluminación para los tres. Padre miraba
a Luna implorándole ayuda para su pequeño hijo.
La habitación estaba algo desordenada, aunque el amigo de
padre le hubiera rebajado los cuentos de cobre, era bastante sencilla, pequeña
al igual que la ventana. Afortunadamente
eso contribuía que se mantuviera bien aislado de las grandes y bajas
temperaturas. Poseía también una cama, escritorios solidos con una cajonera de
siete espacios, donde el de arriba podía tener candado con seis compartimientos
hacia abajo más pequeños. Todos ellos fueron confeccionados por padre. Después
de ordenar algunas ropas, anotaciones, rollos de papel, de unos pequeños cofres
que tenía bien guardado Eafed saco dentro de unos bolsos unas hogazas de pan,
con un frasco con mermelada.
-¿Ahora me contaras todo lo que me has venido a contar? o
¿Tendré que hacer algo más por ti?
-Rohxo lo miraba nuevamente fijamente mientras disfrutaba el
pan con mermelada como si no hubiera comido por un buen par de meses – ¿me has
dicho algo muchacho? Es que no he tenido una buena comida hace días. Supieras
que tan cansador es tener un amo como el que tengo yo, a veces anda de buen
humor, pero siempre tiene trabajos que hacer que solo algunos se atreven a
realizar. El siguiente trabajo que lo ha mantenido ocupado estar relacionado
con el mensaje que le vengo a traer pequeño. Es algo peligroso pero lo tiene
controlado hasta cierto punto. Hoy esta noche a ocurrido un incidente, las
sombras están merodeando cada vez más seguido tu aldea, custodiando los tótem
que creo que los conoces desde pequeño. Mi amo ha tenido que estar usando su
magia en algunos sectores para tener un apoyo, eso lo está atrasando en el
proceso de su misión, pero le brinda seguridad a él y a los tuyos. Hasta el
momento no encuentra a alguien que le brinde más ayuda de la puedo darle yo.
Mientras que el crea esos lugares de apoyo, he estado vigilando el área,
coleccionando datos e informando todo lo que ocurre cerca, lejos y en los
grabados de los tótem.
-Pero Roxho entiendo que tu amo tenga una misión difícil,
que pueda necesitar un discípulo, que eso ocurre en mi aldea. Yo en este
momento aún no estoy calificado para colaborar con alguien en habilidades
mágicas avanzadas. ¿Que deseas de mi?
- pequeño Eafed tu hermano Argod y Eajep Estuvieron a punto
de entrar en la Senda de la muerte de la sombra. En este instante no tengo la
más mínima idea que ha ocurrido con ellos. Todos los días los escuchaba
tararear una canción que ellos sentían que le daba resultado en sus habilidades
mágicas. Las primeras semanas todo iba bien, pero las desapariciones iban en
aumento y comencé a sentir algo raro en los grabados en el suelo que llegaban
hacia los tótem, siempre me mantenía oculto. Después de semanas mi amo me
obligo a mantenerlos bajo mi cuidado. Solo me advirtió cuando la noche nublara
toda protección de la luna ambos hermanos deben estar juntos, sino correrán grave
peligro en ese momento. Cuando ocurriese dicha situación yo tenía que romper
contra el suelo unas gemas creadas por mi amo, así intercambiar nuestras
posiciones y de ahí yo sería enviado con el mayor de los tres hermanos. Por
supuesto mi trabajo fue mucho más lento, cansador que de mi amo, pero he
llegado esta misma noche a cumplir mi misión. Te he traído unos objetos
recomendados por mi amo, algunos tendrás que conservarlos con cuidado, seguir
las instrucciones que te explicare a
continuación, los demás podrás llevarlos contigo cuando estimes conveniente.
Nuevamente se escuchaba la canción en que tanto confiaba el
pequeño Eajep esperando encontrar a su hermano, poder solucionar toda la
angustia, preocupación que estaban teniendo el con sus padres, lo único que
anhelaba era el reencuentro de Argod, que todo fuese normal.
Mañana Mañana
Maaaa
Aaaaaa
Ahhhhh
Mañana mañana
Maaaa
Aaaaaa
Ahhhhh
Cada letra, palabra, comienzo, fin de estas tenían una carga
bastante emotiva el pequeño Eajep se sentía culpable, su voz era suave, casi
imperceptible intentado no alterar a sus padres para que le permitieran
realizar su intento de búsqueda. Provocaba el mismo efecto con los tótem, todo
vibraba, su voz se veía alterada, canto unos minutos hasta que madre.
- ¿Qué estás haciendo Eajep? Lo que estás haciendo me da una
sensación muy extraña, no quiero que nos ocurra algo también a nosotros, ahora
mismo debemos no hacer nada que desconozcamos si es que queremos encontrar
luego a tu hermano.
- pero mama tengo que hacer algo, todos los días hacíamos
esto con Argod, es mi magia madre, déjame ayudar para encontrarlo!
Padre tampoco estaba de acuerdo estar compartiendo esos
extraños sonidos. Siempre ha sido practico, no le gusta fiarse de los cosas que
estuviera vinculadas a la magia, todas las cosas que podían ser algo mágicas
las aceptaba solo cuando estaba relacionadas si es que tenía algún pago de
cuentos de cobre para sustentar a la familia.
Seguían buscando sin encontrar huella alguna hacia donde
habría podido ir Argod, se sentaron un momento en el sector donde estaba más
iluminado por la luna, colocaron unas maderas, hojas secas y montaron una
fogata. Luego se sentaron un tiempo para pensar algún método, un plan de acción
más efectivo.
Cada objeto que sacaba de unos trapos que le colgaban de
diferentes partes de su vestimenta Rohxo lo miraba y de ahí a Eajed. Comenzó
con una bolsa de cuero llena con varias piedras, un colgante con un cuarzo un
poco más grande que las piedras de la bolsa, sujetada con hilos de hierro que daban la impresión de ser
unas enredaderas de árbol, una daga de piedra sin filo con un mango de madera
bien tallado, por ultimo un cofre bastante pesado de hierro con incrustaciones
de madera con acero. Eafed quedo sorprendido por los objetos y la complejidad
de alguno de ellos.
- ¿Serán todos míos Rohxo? ¿Por qué tu Amo me entrega todo
esto a mí?
- Pequeño, pequeño… si te fijas algunos están relacionado
con el área que has decidido estudiar, mi maestro como bien sabes está solo y
eso solo perjudica su tiempo de concretar sus misiones, debido a esto ha
pensado ponerte a prueba para que te conviertas en su discípulo. Como sabes
bien todos los objetos tendrás que darle su tiempo para purificarlos, de ahí
cargarlos con la luz solar o la madre tierra, además de brindarle tu compañía,
intenta que nadie toque tus nuevos implementos. A todo esto, yo mientras tanto
me encargare de ir probando tus habilidades, además de enseñarte algunas otras
cosas de las que iras aprendiendo en tu Gremio de magos.
Todas las miradas se concentraban en la fogata que de los
padres de Eajep, salvo por las expresión de amargura, dolor de madre e
impotencia de la de padre. El más pequeño de los hijos de la familia solo le rodaba
las lágrimas por su rostro, no quería hablar para no afectar a padres. Los
minutos se hicieron horas, hasta que llego la mañana y de paso al día. Era un día
agradable en la aldea Agrondium con la brisa característica que bailaba con las
hojas de los árboles, arbustos con algunos pétalos de las variadas flores, el
gran bosque distanciaba los cerros y los lagos de alrededor. Otra miraba
también estaba concentrada en la fogata, en la familia, en los tótem y en toda
la espesura que rodeaba este sector tan mágico.
Se abrió paso silenciosamente hacia la familia lanzando una
piedra encima de los tótem, los padres giraron la cabeza por el sonido,
mientras tanto Eajep que mantenía su mirada perdida en el fuego levanta su
mirada lentamente comenzando a ver de arriba abajo un figura negra, sin ningún
brillo aparente, todo opaco como si el cuero hubiera absorbido toda la luz de
la noche y las sombras del día. Cuando el pequeño iba a pronunciar unas
palabras había enmudecido, le dolía la garganta. Al ladear su cuello observa
que sus padres están paralizados sin saber lo que estaba ocurriendo.
Esa figura oscura se acercaba poco a poco, detrás de él
salieron dos pequeñas plantas que avanzaban algo más rápido junto a dos
esqueletos uno llevaba un tronco y el otro varias piedras el ultimo que quedaba
era el lento de los cinco, era un pequeño, macizo golemcito que llevaba a sus
espaldas unas varas de madera con unas piedras engarzadas. Todos ellos
rápidamente comenzaron a rodear al pequeño, a sus padres con las varas, fuera
de ese perímetro se apostaron los esqueletos con las pequeñas plantas, mientras
tanto el golem se situaba cerca del pequeño Eajep. La figura oscura comenzaba a
entonar una melodía que poco a poco concentraba la tierra en las varas subiendo
poco a poco a través de las maderas, el aire se humedecía y solidificaba aún más
el perímetro donde se encontraban las varas. Las plantas aumentaban también su
tamaño casi llegando a estar cerca de un metro de altura, mientras que los
esqueletos practicaban sus habilidades.
Se comenzaba a sentir todo el movimiento matutino en la
posada Gatos panzones la señora Maikaro ya está de vuelta de ir a buscar los
ingredientes para el desayuno, los jugos naturales con la leche ya estaban
embotellados, los dulces, masas, emparedaros solo faltaba unas galletas con
unos chocolates que le encantaban a Eafed. El leñador ya había vuelvo con
maderas secas, movía las maderas carbonizadas que estaban dentro de la
salamandra mientras conversaba con algunos huéspedes de la posada.
En uno rincón cerca de una ventaba lejano de la salamandra y
el mostrador donde atendía la señora Maikaro a los clientes, se encontraba
Eafed con un rostro bastante cansado, se había levantado demasiado temprano por
que no podía conciliar el sueño estando en la misma habitación que Rohxo. La
mayor parte de la noche le explicaba que la cofre de hierro tenía varias
utilidades, uno de ellos que los dueños o seres vinculados con ese objeto podía
usarlo como una tienda, Eafed aunque el ser diminuto se había ido a dormir
adentro del cofre aún no se convencía de la historia que le había contado.
Aprovecho de levantarse temprano para hojear un poco de astrología e
introducción a la adivinación, se sentía bastante tranquilo dado que siempre leía
sobre esos temas cuando iba de ida o vuelta hacia la universidad del grupo de
Copas Almizcladas una de las grupos de los Gremios de magos de la Capital Amtur.
Después del tomar el desayuno subió a su habitación, al abrir la puerta vio que
en el piso se encontraba Rohxo meditando, camino por el lado cogió su bolso más los nuevos objetos que había
aceptado.
-mira al pequeño, Rohxo me voy a clases, si quieres te
quedas en la habitación sino tienes a donde ir ¿Qué tienes pensado hacer hoy día?
- Pues pequeño tu ahora estas bajo mi cargo, pero no te
preocupes sé muy bien como ocultarme aunque vaya a un lugar lleno de magos,
mantendré cierta distancia, pero coge
este anillo nos mantendrá en contacto por si tienes algún inconveniente. Solo
tienes que concentrarte e intentar comunicarte conmigo. Yo sabré como llegar a
ti.
Todavía era demasiado temprano, muchos hogares cercanos a la
posada aun no salía humo por las chimeneas, por las casas más pequeñas se
escuchaban los ronquidos o las respiración de los animales que se encontraban
en los jardines y patios. Solo a lo lejos se veían algunas carretas que iban
llegando de viajes distantes o algunos caballos bebiendo agua. Las distancias a
pie era algo que le encantaba cubrir por las mañanas o tardes a Eafed, cuando
llevaba la mitad del viaje sacaba algunos chocolates que le compraba a la
señora maikaro intentaba no comérselos todos para tener unos pocos para la
vuelta. Al guárdalos en su bolso se acordó que aunque había tomado los objetos
los dejo purificándolos, lo único que había traído con él había sido el anillo.
Lo observaba detenidamente, posee varios dibujos tallados con tres piedras
engarzadas una grande en el centro y dos a los costados. A pesar de lo
detallado que era los tonos opacos no lo hacía ver ostentoso a la vista de los
demás. Antes de llegar a la universidad pasaba por el puente Lágrimas de Mil que había sido confeccionado por unos
enanos que adoraban al espíritu del rio que había drenado el agua de sus
cavernas y les había mostrado varias de las reliquias de su pueblo. Solo
algunos magos o mercaderes transitaban por ahí dado que el puente solo daba al
bosque donde se encontraba la universidad y detrás de ella la gran montaña
Turqueza del rey Jaspe.
Cada vez que pasaba por llegar al puente Lagrimas de Mil
Eafed esperaba a su compañero de clases Jeimbum desde que entraron a clases se
sentaban juntos y poserian varios gustos en común, siempre llegaba tarde pero
en compensación traía comida consigo lo cual bajaba el mal humor de Eafed que a
pesar de ser educado tiene bastante mal genio. Esta no fue la excepción Jeimbum
volvía a llegar tarde, estaba a pasos de Eafed que lo iba a recibir con una
patada porque esta vez ni siquiera le traiga algo para compensarlo por su
demora.
Cuando lanzaba la patada a Jeimbum, el esquivo mientras ser
burlaba saco un madera preparándose para golpearlo, estuvo a punto de acertar
pero Eafed lo esquivo cuando lanzo rápidamente un hechizo de gravedad para
apartarlo de él. Todo era una contienda que frecuentaban hacer cuando se
encontraban.
Del borde del puente salto una sombra negra que se adhirió a
Jeimbum, contrajo sus músculos y dio un grito sordo. Fue tan rápido que Eafed
solo reacciono pensando en aturdirlo para ver si podía ayudar a su amigo. En
dos pasos su querido amigo salto felizmente esquivo esta vez el hechizo de
gravedad dio un giro en el aire, tomo velocidad al dar un brinco en el borde
del puente, junto ambas manos alargándolas en una especie de espada larga y
negra, cortando un brazo y pierna de Eafed. Cogieron los miembros los tiros al
aire velozmente, los picos bañándolo de sangre.
-Jeimbum se disponía acabarlo.
- Eafed estaba a punto de entrar en estado de shock,
perdiendo levemente la conciencia por el desangramiento y la brutalidad del
daño.
Era un día soleado a pesar que estaba en la estación de un
invierno bastante crudo. Padre y madre eran un par de maniquí como si sus
cuerpos hubieran perdido lo que le quedaba de alma. En cambio Eajep soñaba que
su hermano Argod, lo iba acompañar a comprar unas galletas de chocolate que
compartían cuando se quedaban esperando a padre y madre por las tardes. Se
acordaba que Argod se había quedado dormido mientras él jugaba a crear
fortalezas de madera.
Cuando estaba lista la fortaleza se da cuenta que de ella
salen unos esqueletos que se burlan de él y un golem que era la mitad de su
tamaño le estaba llamando. El temía mucho miedo, pero no quería volver a dejar
solo a su hermano, ahora enfrentaría a cualquier que estuviera dispuesto a
dañar a su familia. Al abrir los ojos se da cuenta que estaba sentado en la
fogata padre y madre continuaba mirando hacia los tótem. Pero esta vez la
sombra está sentado frente al preparando unos conejos y aves al palo en la
fogata.
Por fin te has despertado, disculpa por asustarte pero
primero había que colocar las barreras, de esta manera poder contarle todo lo
que ocurre en tu aldea, como afecta esto a tu familia e hermanos. Mi nombre
es Treouknu soy el brujo que tu aldea ha
estado buscando. No te preocupes por tus padres luego se les quitara el estado
de paralización, mientras tanto te contare algunos detalles.
Continuara…
Capitulo III: Tocando huellas
El día se encontraba despejado variando a nublado, sobre el
puente Lagrimas de Mil, está de pie Jeimbum o lo que estaba quedando de él, la
sombra era más que un tatuaje impreso en la piel, emana una energía que
envolvía los miembros, contraía los músculos, sangraba al tomar diferentes
formas, la piel se iba descamando por cada movimiento compulsivo. La sangre
vertida por el suelo se apartaba de la sombra, intentando acercarse a Eafed. La
sombra como si fuese una aspiradora caliente intentaba recuperar la sangre
perdida, al estar en contacto con ella se evaporaba elevándose y expandiendo
sus miembros. Eafed tirado en el puente cerca de la sombra, cada vez estaba más
pálido, el miedo, la preocupación por su amigo se había perdido, solo recordaba
cuando jugaba con sus hermanos, compartía con sus padres, la hermosa mujer que
había visto una vez en la biblioteca. Su corta vida pasaba a través de sus
recuerdos. Suavemente escuchaba una canción que lo relajaba, no sabía cuándo la
sombra le iba a dar su final.
Oscuuuri
da des
entornan el
circulo
Oscuuuri
da des
buscan el metal
Oscuuuri
da des
Si no entiendes
En cuen tra
el hierro
la sooom bra
evi taras
Cerca donde ocurría toda esta escena se encontraba Rohxo
sentado tranquilamente, mientras cantaba, levantaba su pequeña vara de madera
que la golpeaba al suelo llevando el ritmo, se iba acercando lentamente,
parecía algo torpe cuando se dirigía a Eafed.
- Por lo visto se te ha olvidado que soy el encargado por
velar por tu seguridad. Fueses más considerado conmigo no habrías perdido tus
extremidades. Creo que aun puedo hacer algo por ti, por nosotros, sé que apenas
me estas escuchando, tal vez ya estés muerto. Si luchas por ti y tus seres
queridos. A lo mejor aún podamos sobrevivir. Eafed! Luchad!, eres el mayor,
sino resistes Las sombras te llevaran a ti y a tus hermanos a la Senda de la
muerta de la Sombra. Observa tu destino será peor que el de tu amigo Jeimbum si
te das por vencido.
-No negare que también he llegado tarde, pero te he traído
un amigo que estaba interesado en ti, es de los últimos duendes Naomo empleado
en las artes del combate, mientras te trato tus heridas, veras de lo que es
capaz. Ven aquí Labhol.
Era muy similar a
Rohxo a simple distancia se distinguía en sus atuendos, en este caso ocupaba
una flauta con una bolsita de monedas de plata. Ambos estaban concentrados en
la reacción que desencadenaría la sombra. Labhol cogió unas monedas lanzándola
al suelo alrededor de él y los demás. Mientras mantenía la melodía que cantaba
Rohxo, fue iluminando de a poco las monedas, con luz que emanaban fueron
formándose unos lazos materializando una red.
Cada
vez se apreciaba menos del cuerpo físico
de Jeimbum, los músculos, la carne que quedaba solo dejaba entrever sus huesos,
mientras que la sangre iba tomando forma de una densa neblina. Todo se volvía
opaco a oscuro, todos los elementos alrededor de la sombra cambiaban su
aspecto, se mezclaban entre sí, era un caos que solo se iba asemejando a la
destrucción de la vida.
La
fogata se sentía más agradable, después de saber que Treouknu, está en
conocimiento de lo que está sucediendo en nuestra aldea, no entendía muy bien
lo que explicaba este brujo, pero hice el esfuerzo de recodar todo lo que me
contaba para cuando viera a mis hermanos, darles a conocer lo que sucedía. Lo
más sencillo era, que él había fabricado un lugar seguro, para explicarnos bien
a mí con mis padres, que había sido de Argod, la desaparición de los aldeanos.
El golemcito que estaba sentado junto a mí, en un comienzo me dio miedo, pero
era bastante simpático. Cuando me había tomado la sopa y comido mi porción del
conejo. Padre y madre había vuelto a la normalidad. El brujo se presentó
explicándoles cada detalle, cosas que a mí no me había contado. Argod aún se
encontraba con vida! Tanto a mi como a mis padres nos brotaron lagrimas por
nuestros rostros estábamos muy felices! Nuestra aldea era uno de los centros
Totémicos que mostraban la historia, algunos conocimientos de uno de los
enfrentamientos inmemorables entre las sombras del caos y los tótems del orden.
Existieron diversas batallas, guerras, sin ningún vencedor aparente, durante
diversos ciclos ambos bandos formaban pactos con las fuerzas de la luz, la
oscuridad y los elementos. En siglo que estábamos viviendo las Sombras del Caos
están bajo la protección de la Oscuridad. Los tótemes estaban algo más
confiados por la fuerza de luz que los potenciaba, además de tener gigantes que
los respaldaban. Una gran diferencia que estaba cargando la balanza del bando
del Caos, que toda sombra podía buscar o transformar, hacer partícipe a otros
seres o apoderarse de ellos cuando cedían ante su voluntad. El tótem dependía
de los gigantes, seres que hace siglos antes deambulaban por el mundo esfera.
-Padre
y Madre la situación de la aldea se ha vuelto demasiada crítica. El único
sobreviviente de las desapariciones es su hijo Argod gracias a la constante
vigilancia de mi sirviente Rohxo que por unos leves segundos se ha salvado de
las sombras que lo estaban acechando. Mi Sirviente mientras buscaba información
en los tótem, observaba que sus hijos venían constantemente, la solución que
encontré, era que Rohxo los vigilara, cuando estaban juntos, era más sencillo
porque Eajep el menor tenia las protecciones de Madre en cambio Argod no, si se
separaban teníamos un hechizo de protección ante cualquier ataque de las
sombras. Tuvimos que realizar un hechizo, que me permitió interceder y
trasladar a Argod a otro de mis puntos de seguridad en la aldea.
El Caos se está moviendo apresuradamente, todos los aldeanos
desaparecidos ya son nuevos miembros del Caos. Padre y Madre.
- yo Treouknu levante varias defensas, apostare algunos de
mis sirvientes, criaturas, bestias, tendrán que colaborarme en la resistencia
de los que quedan en esta aldea. Sus
Tres hijos tendrán diferentes misiones, los tres tienen las potencialidades distintas.
Para evitar aumentar los riesgos de secuestros o de la muerte de ellos. Rohxo
está al cuidado y enseñanza de Eafed.
Argod seguirá conmigo entrenando en los puntos de seguridad. Mientras tanto
siendo aún pequeño Eajep seguirá con ustedes, lo adiestrare cuando pueda o
buscare a alguien que me colabore en eso. Necesito personas preparados como yo,
para soportar los ataques del Caos. Aun no tengo información clara si Los tótem
del bando del orden buscaran a los gigantes, o nos esclarecerán como están con
las energías de la luz y elementales.
Continuara…